Al lector:
Aunque siempre me había interesado en las tribus indígenas, en su historia, creencias y costumbres, hasta en sus habituales alimentos, nunca había estado en contacto con una tribu como esta, (Nukak Maku), por lo que decidí realizar un viaje en el que de cerca pudiera visualizar su modo de vida y convivencia entre si. Entonces me puse en contacto con Wilson Hernández, habitante de San José del Guaviare, quien me llevaría donde ellos viven y me relacionaría con nuestra Nukak interprete "Yali".
Así es que el 22 de junio de 2009, Wilson, Dilia y yo nos embarcamos en este maravilloso viaje. No sabíamos que esperar, no sabíamos como nos recibirían y si tan solo nos dejarían entrar, sin embargo, todo salió bien, no solo pudimos verlos de cerca y compartir un ratico su vivir, sino que “Yali” una joven Nukak muy despierta nos ayuda a entender la problemática de su pueblo.
Esta experiencia fue especial y profunda. Espero no se borre de mi mente y continúe enseñándome por siempre que aunque todos somos diferentes en realidad todos somos iguales.
VITACORA DE VIAJE_22 de junio de 2009
Hoy he conocido de cerca a un grupo de Nukak-maku que se encuentra en condición de desplazados cerca a San José del Guaviare. Con el corazón en la mano puedo decir que me entristeció mucho verlos. Carolina, María, Pegui (nombre gringo según ellos) y Albeiro, son algunos de los nombres con los cuales se identifican. No tengo idea de saber como vivían en la selva hasta hace siete años que salieron de allí, pero si puedo percibir que perdieron algo muy valioso que es muy difícil de recuperar … su libertad… Y no solo su libertad física debido a que se encuentran atrapados en nuestra “civilización” sino por la pérdida de decisión de qué comer, cómo vivir y qué desear.
Al llegar a su nuevo asentamiento se hizo el primer contacto con ellos, percibiendo de cerca su hospitalidad, aunque un poco desprevenidos y con su autenticidad característica y sin ninguna intención de impresionarnos. Sí, los vimos al natural, pero no en su propio entorno pues lo que vimos dista mucho de su hogar original, pues aunque el sitio está rodeado de grandes árboles, con solo caminar unos pocos metros se encuentran con otro mundo totalmente diferente al de ellos y en muchos casos con una realidad cruel.
Ya no son nómadas, se han adaptado a su nueva condición. Han tenido que cambiar su inmensa casa bajo un cielo hermoso que los cuidaba, por unos cambuches cubiertos por un plástico negro que acalora. Han tenido que cambiar su vestimenta ligera y natural por prendas multicolores, estilos modernos e impuestos, cargados de modas actuales. Encontramos sus niños jugando con carros, vimos muñecas en el piso y hasta un atari que permite pasar las largas horas para matar el tiempo, me pregunto ¿qué estarían haciendo en estos momentos para entretenerse si continuaran viviendo en su selva?
Lucía es una niña tímida que se esconde tras un plástico cuando nos ve llegar, su madre la llama en repetidas ocasiones hasta que logra hacerla salir, su objetivo es que le tomemos unas fotos. La cámara en nuestra mano no les sorprende, es como si estuvieran acostumbrados a verla. Es entonces cuando captamos sus gestos, simplemente los niños posan, sus rostros son hermosos, son frescos, limpios y sin malicia, ellos aún no comprenden que está pasando, son muy chicos para recordar su vida anterior y muy inocentes para saber lo que les espera en el futuro.
Al final nos piden dinero en repetidas ocasiones y de hecho lo hacen por cada foto que tomamos. Esto me afecta, me incomoda en lo más profundo y pienso hasta donde hemos llegado nosotros y hasta que grado somos conscientes del daño que le estamos causando a esta comunidad considerada patrimonio genético y cultural de la humanidad. Estamos haciendo parte de su explotación y esa situación es dolorosa.
Muchos son los que han alzado sus voces con la mejor intención de protegerlos y de darles la dignidad que merecen. Se ha luchado por devolverles su territorio inicial para que continúen con sus vidas como si no hubiera pasado nada. Sin embargo, por otro lado los estamos acostumbrando a nuestro estilo de vida, pareciéndose cada vez más a nosotros y no precisamente en lo bueno sino que les estamos enseñando nuestros propios vicios.Qué quiere este pueblo vulnerado y frágil?. A dónde quiere llegar este pueblo diezmado? A donde pertenece en realidad esta gran familia que aún en la adversidad permanece unida y nos enseña su fuerza interior del más grande guerrero?
Relatado por: Dilia ZapataHéctor Fabio Zapata